La inteligencia emocional es el uso inteligente de las emociones: hacer que intencionadamente las emociones trabajen para nosotros, utilizándolas de manera que nos ayuden a guiar la conducta y los procesos de pensamiento, a fin de conseguir el bienestar personal (Daniel Goleman).

 

  Implica tres procesos:

  • Percibir.
    • Reconocer de forma consciente las emociones e identificar que sentimos y ser capaces de darle una etiqueta verbal.
  • Comprender.
    • Integrar lo que sentimos dentro de nuestro pensamiento y saber considerar la complejidad de los cambios emocionales.
  • Regular.
    • Dirigir y manejar las emociones de forma eficaz.

 

La persona emocionalmente inteligente tiene habilidades relacionadas con:

  • El control de los impulsos (autocontrol).
  • La autoconsciencia.
  • La valoración adecuada de uno mismo (autoestima).
  • La adaptabilidad.
  • La motivación.
  • El entusiasmo.
  • La perseverancia.
  • La empatía.
  • La agilidad mental, que configuran rasgos de carácter como la autodisciplina y la compasión, indispensables para una buena y creativa adaptación.

 

"Emoción significa energía en movimiento: la emoción predispone a la acción" (Daniel Goleman)